El debate de Latas vs Botellas de vidrio hace unos años que se da en Estados Unidos. Hay quien dice desde la introducción de la primera cerveza enlatada hace más de 80 años. O más recientemente, en lo que a mí me interesa, desde la utilización de las latas en la cerveza artesanal, hace unos 15 años.
Como, para variar, me ha salido un artículo un poco largo, añado un índice por queréis saltar a algún apartado:
Una breve historia de la cerveza enlatada
La primera cerveza enlatada
La primera cerveza enlatada apareció en 1935 si bien la American Can Company ya hacía pruebas desde 1909. Buscaban un ahorro en el peso a transportar en comparación con las botellas, y más cuando algunas grandes cerveceras querían distribuirla a grandes distancias y reducir costes. Además la mayoría de las botellas eran retornables y la gestión de estos envases era un coste añadido.
Costó resolver problemas como la presión de la carbonatación, y hasta 1933 no desarrollaron el revestimiento interior para que la cerveza no reaccionara con la lata. La American Can Co. facilitó que la Gottfried Krueger Brewery Co. comercializara la primera cerveza enlatada en 1935 como una prueba real que pedían las cerveceras nacionales. Pabst Brewery Co. fue la primera grande a incorporarlas y al final del año ya eran 37 cerveceras. A finales de ese año también comenzó a enlatar su Pale Ale la galesa Felinfoel Brewery Co., la primera del Reino Unido a la que se sumaron 40 cerveceras británicas más el año siguiente. Tuvo una gran aceptación entre los consumidores, que se ahorraban pagar un depósito para las botellas de vidrio que tenían que devolver, en tiempos en que se empezaba a consumir la cerveza realizando actividades al aire libre o en casa y con los refrigeradores asequibles. Después se expandió por Alemania, Bélgica y Países Bajos. Los refrescos no solucionan sus problemas con las latas hasta finales de la década de 1950. En Cataluña la cerveza enlatada no llegó hasta 1966 con Cervezas Cruz Blanca de Breda y su Skol.
La evolución de la lata
Estas primeras latas llamadas “flat top beer cans” eran de acero y se tenían que pinchar con una herramienta llamada churchkey para abrirlas. Se hacía un agujero para verter el líquido y otro para la entrada de aire.
El uso de latas se interrumpió entre 1942 y 1947 para dedicar los recursos a la economía de guerra. Pero después volvieron con fuerza, las latas facilitaban la distribución masiva de marcas nacionales en perjuicio de cerveceras locales que no podían rebajar costes como sus homólogos nacionales.
Las latas eran un reto para los obradores establecidos y sus viejas líneas de envasado. Así que en 1939 se concibieron las latas cónicas con un tapón como los de las botellas, las llamadas «crowntainer», que podían ser rellenadas en las líneas de embotellado existentes. Pero las grandes cerveceras las acabaron abandonando por los inconvenientes para almacenarlas y transportarlas. Desaparecieron hacia 1960.
Llega el aluminio
El aluminio fue descubierto hacia el 1820. Costoso de extraer, había poca producción y era más caro que el oro. A finales del siglo XIX se desarrolló una manera barata de obtenerlo en grandes cantidades. En 1958 se adoptó el aluminio para hacer latas, más ligero y económico que el acero. Las primeras latas de acero pesaban más de 100 gr. Desde entonces se ha rebajado el peso progresivamente. Disminuyendo el grosor y reduciendo el diámetro de la tapa en los últimos años está por debajo de los 13 gramos.
Apertura con anilla
Pittsburgh Brewing revolucionó el panorama en 1963 con el sistema de apertura llamado «Pop Top». Sólo había que estirar la anilla y ésta se dejaba ir sin más herramientas. En 1965 el 75% de las latas tenían algún sistema de apertura fácil.
Estas anillas eran un desastre medioambiental. Dispersadas por todas partes tardan de 10 a 100 años en desaparecer por oxidación. Impedían el reciclaje íntegro de la lata. Además provocaron la muerte de animales salvajes y domésticos al ingerirlas, e incluso la de unos cuantos humanos por el mismo motivo cuando caían dentro de la lata.
Falls City Brewing Company fabricó en 1975 latas con las llamadas stay tabs, pestañas que se mantenían sujetas a la lata una vez abiertas. Es el sistema que utilizan actualmente todas las bebidas carbonatadas que se comercializan enlatadas.
Cerveza artesana enlatada
En cuanto la cerveza craft, Oskar Blue’s comenzó a enlatar su Dale’s Pale Ale el 2002. Una cerveza artesana enlatada por métodos manuales en un brewpub que, como ellos dicen, cambió la manera en que se percibía la cerveza artesanal.
Y no sólo en América, algunas cerveceras prestigiosas y premiadas como la Cloudwater de Manchester y Northern Monk de Leeds se pasaron a la lata y reservan las botellas sólo para lanzamientos especiales de 750 ml.
El 55% de la cerveza industrial envasa en latas, en cambio menos del 20% de las cerveceras artesanales comercializan la cerveza enlatada.
Tiene más implantación entre cerveceras de pequeña dimensión y de creación más reciente que entre las grandes cerveceras artesanas que tendrán mayores costes de adaptación.
Y lo que nos falta por ver
Otras mejoras que se han impuesto últimamente son:
– La reducción del diámetro de la tapa, que reduce el peso
– Añadir tapas protectoras que además eliminan los aros de plástico que sujetan los paquetes de latas y que son tan peligrosas para los animales acuáticos
– El sistema Fit Pack diseñado por Corona para enroscar las latas entre ellas evitando así el uso de plàstico
– Latas autocalentables y autoenfriables
– Incorporar tintas termosensibles que indican cuando se ha alcanzado la temperatura ideal de consumo
– Relieves y otras decoraciones
– Aperturas de mayor tamaño para verter la cerveza
– Cápsulas de nitrógeno para replicar la sensación de barril
– El Crowler, la réplica en lata del growler, con una capacidad de casi un litro.
Y como no, una breve historia de la cerveza embotellada
Los orígenes
Comparada con la lata, la cerveza embotellada viene de bastante más lejos. Se menciona por primera vez en 1602, cuando el Dr. Alexander Nowell descubre que las Ales podían ser almacenadas por un largo tiempo en botellas de vidrio con un tapón de corcho.
En aquellas épocas la cerveza se dispensaba desde barriles en tabernas y posadas. El uso de botellas era bien raro y se reutilizaban las de otras bebidas. Al final del siglo XVIII algunos centros de producción costeros embotellaban la cerveza para la exportación como si se tratara de un lujo. Para ayudar a su conservación la cerveza export solía tener más alcohol. Las costosas botellas elaboraban en lugares como Bristol, donde ya se encontraba la industria cervecera, y en cambio escaseaban en las colonias americanas.
Las botellas de cerámica
Las botellas de cerámica impermeable y parcialmente vitrificada, opacas, eran las que ofrecían mejores condiciones para conservar la cerveza en ese momento. Con los inconvenientes del peso, la dificultad para taparlas eficazmente, la falta de precisión en su elaboración manual, fragilidad … No se podían guardar mucho tiempo de pie, porque los tapones se secaban y reducían, y acababan por saltar.
La producció industrial d’ampolles de vidre
Las primeras botellas de vidrio, sino eran hechas a mano, estaban hechas con moldes de arcilla, madera, latón y otros materiales poco adecuados. Todo ello hacía que tuvieran poca implantación. Por ejemplo la gran cervecería London Barclay Perkins en 1835 embotellaba sólo el 4% de su producción.
Varios acontecimientos impulsaron el uso de las botellas de vidrio. En Ontario, Mallorytown Glass Works elaboró botellas con criterios industriales en 1825. Gran Bretaña eliminó el impuesto de vidrio en 1845, en 1847 se patenta un molde de botellas de hierro y en 1866 se inventó el molde de hierro refrigerado, que redujo los costes y aceleró la producción. Asimismo, aunque parezca un contrasentido, una disminución del consumo de cerveza también ayudó, ya que para mantener más tiempo la cerveza en buen estado era preferible comprar recipientes de menor volumen en lugar de barriles. Así fue que las botellas se empezaron a utilizar para la distribución local, para las lager, etc.
Primeros sistemas de cierre mecánico
El cervecero de Londres Whitbread comenzó una de las primeras grandes operaciones de embotellado en 1870, aunque con tapones de corcho. En 1875 se patenta el cierre mecánico lightning-type closure (cierre de tipo relámpago no sé si será una buena traducción) y posteriormente muchas variantes del mismo. En 1879 se inventó la botella con tapón de rosca casi como nos ha llegado a nuestros días, reutilizable, económico y que produce pocos residuos. Con la tecnología de la época ninguno de estos tapones evitó eficazmente las fugas de dióxido de carbono y además algunos tenían un coste demasiado elevado. Las oficinas de patentes recibieron más de mil diseños de cierres y tapones de botellas.
La pasteurización
Hacia el 1870, gracias a los estudios de de Louis Pasteur, se aplica a la cerveza el proceso que ahora llamamos pasteurización: calentando media hora a 50 grados la cerveza embotellada se eliminaban buena parte de los microorganismos, consiguiendo estabilizarla por unos cuantos meses, lo que permitió el transporte a largas distancias.
En los EE.UU., Anheuser-Busch Company comenzó a distribuir cerveza embotellada en todo el país en 1872, con vagones refrigerados. Todo ello, como no, en detrimento de las cervezas artesanas locales, que distribuían en barril a corta distancia.
Finalmente el tapón corona
En 1891 se solucionaron definitivamente los problemas con el cierre de las botellas con la invención por parte de William Painter, un irlandés afincado en Baltimore, del tapón corona que sustituía los tapones de corcho con alambre y otros sistemas. Y de paso inventó el abridor en 1894. Hasta 1920 no acabó de triunfar del todo porque se requerían nuevas botellas y maquinaria, y uniformidad en la producción de todos los elementos. Hasta mediados del siglo XX la parte interior compresible era un disco de corcho, posteriormente de plástico.
La expansión de las botellas de vidrio
Los cerveceros americanos lograron otros avances en el embotellado. En 1897 habían resuelto los problemas relacionados con la refrigeración, la filtración de la cerveza y la carbonatación artificial, de manera que quedaran brillantes en la botella. La producción mecánica a gran escala de botellas de vidrio debe mucho a Michael Owens. Estos avances iban de un lado a otro del Atlántico y a inicios de siglo XX se fueron estableciendo formas y tamaños, mecanizando el lavado, llenado, tapado, pasteurizado y etiquetado.
Al igual que con las latas, la escasez durante la Segunda Guerra Mundial significó un paréntesis. Pero terminada la guerra la implantación de la cerveza embotellada se aceleró. En 1959 la cerveza embotellada era el 36% del mercado inglés. Para algunas marcas como Mann s suponía el 70% de la producción. Pero éste fue su techo.
Y su contracción
La aparición de los kegs para pubs y la cerveza enlatada hicieron bajar el uso de botellas. En Inglaterra representaba un 34% en 1960, 27% en 1969, 20% en 1974, 12% en 1979 y un 9% en 1984.
Habría que esperar al aumento de popularidad de las premium lager en la década de los 90 y posteriormente con la aparición de las microcervecerías artesanales con sus ales acondicionadas en botella para remontar mínimamente el consumo de cerveza embotellada en Inglaterra hasta el 13% en 1998.
En estos años aparecen las botellas de plástico para la cerveza (PET, etc.) como las de los refrescos carbonatados, que no parecen recomendables salvo para un consumo inmediato. En el Reino Unido todavía se ven pero por aquí y relacionado con la cerveza artesanal, no se utilizan.
La botella de vidrio en la cerveza artesana
La cerveza artesanal se sirve de muchas maneras según se trate de brewpubs, taprooms, locales de restauración, bodegas o tiendas. El formato tradicional para distribuirla a consumidores particulares ha sido la botella, y aún con algunas variantes.
Lo habitual sería cerveza sin filtrar ni pasteurizar, haciendo la segunda fermentación en botella. Y aquí todavía podemos distinguir las que utilizan una levadura específica para acondicionamiento en botella. Pero hay grandes marcas en que no es así, por ejemplo Brewdog ha desarrollado sistemas para hacer un ligero filtrado que no afecte a las propiedades organolépticas y al mismo tiempo evitar el acondicionamiento en botella. También puede hacerse la primera fermentación y el envasado con un sistema isobárico, en ausencia de oxígeno, y también quien añade CO2 al embotellar, para que sea innecesario generarlo con una segunda fermentación.
¿Mejor en lata o botella?
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View on Flickr«>Centrándome en la cerveza artesana en casa, ahora empiezo a encontrarme cervezas en lata. Cerveses del Montseny ha hecho una captación de capital para hacer la inversión , Tibidabo Brewing ya ha comenzado la actividad directamente enlatando, por las Españas hay otras marcas que también han pasado a la lata (Arriaca, etc.). Como decía más arriba, esta situación se ha dado antes en América. Microcervecerías de nueva creación que ya incorporan la tecnología para envasar en lata, empresas grandes que tienen muchos condicionantes para hacer un cambio de esta magnitud, etc.
A la pregunta de si es mejor en lata o botella me parece que no existe una respuesta absoluta. Aparentemente la lata es mejor. Los enemigos principales de la cerveza son la luz, el oxígeno y el calor. Con las latas se limitan los dos primeros. La lata es un minikeg, pero hay algunas situaciones y estilos de cerveza que quizás merecen el vidrio.
Aquí mencionaré algunos aspectos. En algunos objetivamente parece mejor la lata. En otros aspectos, sobre todo, subjetivos, la botella puede ser adecuada.
Ligereza
Las latas ahora se hacen con espesores de menos de 0,10 mm. El peso se ha ido reduciendo año tras año y ahora está por debajo de los 13 gr. por una lata de 33 cl de capacidad. En cambio las botellas pueden pesar de 220 gr. hasta 400 gr. según el modelo. Con los recipientes llenos es una diferencia de 343 gr. a 550 o 730 gr.
Optimización del espacio
Por su diseño, una caja de latas ocupa casi la mitad de volumen que una caja de botellas y son más fáciles de apilar.
Ahorro en coste del transporte y menor contaminación
Los dos aspectos anteriores, menor peso y espacio, se traduce en más unidades que se pueden incluir en un vehículo, reducen el coste del transporte y al mismo tiempo significa menor contaminación asociada a portear las cervezas de un lugar a otro.
Cierre hermético
El cuerpo de la lata se construye de una sola pieza. Los cantos de la tapa se sellan con los cantos del cuerpo de la lata una vez llena con un sistema de doble pliegue que lo hace hermético. El tapón de corona de las botellas también cierra herméticamente, pero es más simple y por lo tanto más vulnerable. Así que para la protección del aire, oxígeno y bacterias que pueden contaminar el contenido y para evitar la evaporación de dióxido de carbono y fugas de cerveza, es más segura la lata. Sin embargo, el tapón corona ha sido fiable y ha resuelto eficientemente los problemas de transporte y almacenamiento de las botellas carbonatadas desde hace más de un siglo.
Protección del contenido
Las latas ofrecen estanqueidad y protección contra la luz. Las botellas oscuras limitan hasta un 85% de los rayos solares, pero las latas los bloquean por completo. Los rayos ultravioletas son uno de los enemigos de las cervezas por el temido skunking o lightstruck, el golpe de luz. Aquí abriré un paréntesis para explicarlo con detalle.
Si queréis una definición más científica, allá va: cuando se exponen a la luz los alfa-ácidos del lúpulo, las isohumulones se descomponen en radicales libres que después reaccionan con proteínas que contienen azufre, la riboflavina de la vitamina B-2, por hacer un compuesto químico llamado 3-metil-2-Buten-1-tiol, que es prácticamente idéntico al mercaptano principal de las excreciones de la mofeta. Ya podéis coger aire.
Cuando escuchéis «tiol» al hablar de una cerveza, podéis suponer que algo irá mal. El umbral de percepción de este tiol particular se sitúa en una milésima de gramo por los 33 cl. de una botella de cerveza.
Históricamente, la cerveza se ha embotellado en vidrio verde o marrón porque estos colores se producen fácilmente con el óxido de hierro natural que hay en la arena con la que se hace el vidrio. Las botellas marrones bloquean hasta el 85% de los rayos solares. Las de vidrio verde o claro sin ningún tratamiento dejan pasar más luz ultravioleta. Se empezaron a utilizar durante la Segunda Guerra Mundial, cuando había escasez de vidrio marrón. De estas botellas algunas marcas han hecho un signo distintivo, y han preferido mantenerlas a pesar de los inconvenientes. Por ejemplo la Corona, que dicen se empezó a combinar con limón o lima para camuflar los efectos del golpe de luz. Y la Miller High Life que utiliza extracto modificado de lúpulo que no tiene isohumulones y así evita el golpe de luz. Actualmente se pueden aplicar tratamientos a las botellas claras para evitar que las atraviesen los rayos ultravioleta y así mostrar el color dorado de la cerveza para atraer al consumidor. En cambio, la lata es opaca, bloquea por completo los rayos ultravioleta.
Rapidez de enfriamiento
Entre el menor grosor de la lata respecto el vidrio y que el aluminio es más conductivo, lleva menos tiempo enfriar una lata que una botella. Lo que es una ventaja para enfriarlas es una desventaja cuando se saca de la nevera o se bebe directamente de la lata y se sujeta con la mano. Siempre es más recomendable verterla a un vaso, por la temperatura y por no oler el metal ni frotarlo con los labios, que se podría percibir como un sabor metálico. Y para las botellas es lo contrario, cuesta más de enfriarlas pero conservan más el frío.
Resistencia a la rotura
La botella es más frágil. La lata es deformable y puede absorber según qué impactos. No sólo durante el transporte, sino que no veréis ninguna pelea en que alguien rompa una lata de un golpe contra la barra para esgrimirla como un puñal. Así que están permitidas en algunos eventos y recintos en los que las botellas de vidrio están prohibidas.
Inviolabilidad
Las latas no pueden abrirse sin que se aprecie que han sido manipuladas. Con las botellas se puede abrir el tapón con cuidado, sin rayar la chapa, y colocarla de nuevo simplemente con las manos.
Más posibilidades de marketing
Al no tener cuello las latas disponen de mayor superficie para etiquetarlas. Se pueden encargar al proveedor personalizadas, mediante el pintado, impresión litográfica, láser… O bien colocar etiquetas una vez completadas.
Supresión del cartón
Con las latas se puede eliminar el uso del cartón para hacer paquetes. Con las botellas hasta ahora se ha utilizado el cartón para hacer las envolturas de los packs, lo que genera un residuo a reciclar por separado. Para agrupar las latas sólo se ponen unos aros de plástico, peligrosas para los animales acuáticos, que actualmente se están sustituyendo por tapaderas de plástico que no comportan peligro y que además tienen la función de mantener limpia la parte superior y tapar la lata una vez abierta.
Reciclaje
La lata es completamente reciclable, tanto las de acero (de hojalata, acero recubierto de estaño, se recuperan ambos metales) como las del aluminio. Se pueden reciclar infinitas veces sin perder calidad, a diferencia de otros materiales que se degradan. Aunque progresivamente se están imponiendo las latas de aluminio, aunque se utilizan de acero. El reciclaje del aluminio representa un ahorro energético y reducción de la contaminación atmosférica del 95% respecto a extraerlo y fabricarlo. El acero el 70%. Muy superior al ahorro que representa el reciclaje del vidrio, que va del 5% a un 30% como máximo.
La tasa de reciclaje de las latas de bebidas se sitúa en el 75% en Europa y el 85% en España (el vidrio ronda el 70%). En EEUU hay un reciclaje del 70% de las latas.
Reutilización
Este es uno de los pocos aspectos en que objetivamente gana la botella. Las botellas son reutilizables, no sólo reciclables para aprovechar el material del que están hechas. Hay países como Alemania que tienen un sistema de reutilización efectivo, donde cualquier marca reutiliza botellas de otras. Aquí el sistema no funciona nada bien a nivel profesional. Si que hay reutilización en la elaboración casera. Con las latas no es posible la reutilización.
Oxígeno
Las cervezas envasadas sufren oxidación por dos vías: el oxígeno que queda en el recipiente al envasarlas y el oxígeno disuelto que tiene la cerveza al portearla durante el proceso de elaboración.
Para el primer aspecto la lata resulta ganadora. La lata se llena hasta el límite, reduciendo la cantidad de aire que suele quedar en el cuello de la botella y que actúa como un tampón ante cambios de presión al fermentar.
Por otra parte la levadura consume el oxígeno disuelto durante la fermentación, como ocurre en la segunda fermentación en botella. Durante la fermentación y envasado hay métodos isobáricos que evitan que el oxígeno entre en contacto con la cerveza y hacen innecesaria la segunda fermentación. Estos métodos ya aplicados al embotellado se complican con las latas: no se puede hacer el vacío por succión, implosionarían; se pueden rellenar de CO2 antes de verter la cerveza, si bien la mayor apertura de la lata sin sellar respecto al cuello de la botella hace que se mezcle más fácilmente con oxígeno; hay quien propone trabajar en un compartimento con el vacío dentro y fuera de la lata; y aun se puede generar espuma hasta el borde, pero existe la teoría de que así se pierden los aromas más volátiles.
Gusto metálico
Se da si la cerveza entra en contacto con el metal. En 1930 ya encontraron la solución de revestir el metal de las latas con vinilita que evita la corrosión y la interacción del contenido y el metal. Hoy en día llevan una película de un polímero. Pero aún hay quien encuentra este sabor metálico, quien sabe si por el borde de la apertura o porque se percibe el olor metálico y se confunde con el gusto. Para evitarlo, no se debe beber directamente de la lata sino servir la cerveza en un vaso adecuado al estilo. Si se entiende tomar una cerveza como una experiencia gastronómica, mejor verterla a un vaso que permita mostrar sus aromas, dispensar el dióxido de carbono, generar espuma y observar el color, claridad, turbidez … ¿Alguien se imagina comer directamente de la cazuela o sin mirar el plato?
Evolución de la cerveza envasada
Las latas no se suelen utilizar para la segunda fermentación o acondicionamiento de la cerveza. Se rellenan hasta arriba, sin dejar el espacio que hace de tampón en el cuello de las botellas. ¿Como evolucionarían en una segunda fermentación? ¿Explosionarían? ¿Y en una cerveza envejecida, de guarda? ¿Se descompondría la película de polímero que hay sobre el metal? Quien ya se queja por la degradación del plástico del interior del tapón corona de una botella, ¿que dirá de las latas? ¿Cervezas tradicionales acondicionadas en botella serían reproducibles en lata?
Aceptación
La lata tiene una baja aceptación en los restaurantes de cierto prestigio. Tienen una gran aversión a llevar según qué producto en las mesas de los clientes. Igualmente parece más adecuado regalar botellas que no latas, ni parece muy glamoroso abrir un pack de latas en una celebración o llevarlas a una cena a la que te han invitado. Parece más elegante una botella Magnum y la liturgia de abrir el bozal y el tapón de corcho.
En cuanto a los consumidores, recientemente una encuesta de la Brewers Association decía que sólo el 40% creían que la calidad y frescura de la cerveza enlatada fuera igual o superior a la cerveza embotellada, y persistía la idea de que la cerveza enlatada deja una percepción metálica.
Tradición
¿La lata conseguirá transmitir la tradición de según qué marcas y cerveceras? ¿De obradores históricos arraigados siglos atrás? ¿Qué se perciba una continuidad de los estilos clásicos? ¿O quedarán desdibujados entre productos transgresores, nuevos estilos y latas llamativas?
Diferenciación
La lata de momento no permite tanta diferenciación entre marcas como el diseño de la botella. No me refiero al etiquetado sino del recipiente en sí: su forma, tamaño, color, tapón, etc. Las latas en un futuro podrán variar de forma, tener relieve, combinar colores del metal e impresiones diferentes, pero en el presente inmediato son bien iguales.
Coste
El coste de una línea embotelladora para botellas de vidrio es inferior al de una línea de similares prestaciones para enlatar. Hay muchas más opciones para elegir de maquinaria para embotellar y de todo rango de precios. También está el coste de trabajar con grandes volúmenes. Parece que los proveedores de latas se centran en grandes cuentas, fijando mínimos por pedido. Estos mínimos no existen para botellas. Y por el contrario, el precio por unidad es más económico para la lata.
¿Alguien ha pensado en los coleccionistas de chapas?
Una cuestión que me pasa por la cabeza es el trastorno que significará para los coleccionistas de chapas el paso de la botella a la lata. Vete a saber si deberán coleccionar latas (con el volumen que hacen), etiquetas de latas (las que tengan, en caso de que no estén pintadas o serigrafiadas …) o las anillas de apertura (si a alguien se le ocurre personalizarlas, imprimir el logotipo …). Quizás la mejor solución para ellos sería esta de poner en valor la anilla, ya que para los álbumes y hojas transparentes será más o menos el mismo tamaño una chapa que una anilla.
Resistencia al cambio
A mí mismo como consumidor me cuesta aceptar las latas, y eso que seguramente salgo ganando en calidad. Si yo tengo la humana inclinación a la resistencia al cambio, imaginaos productores, distribuidores, establecimientos, etc.
Da gusto el tacto de una botella, sopesarla, ver el líquido a través del cristal, llevar una botella grande en una cena, la ceremonia de abrirla, el mismo hecho de verterla al vaso haciendo el espuma justa … todo ello con una lata pierde un poco de elegancia, la verdad.
Asocio las latas a la cerveza industrial, a lagers ligeras, cervezas baratas, calientes, a Damm, Mahou, Heineken, Argus y Steinburg, a beber a morro y de pie. Pero bien parece que nos tendremos que ir acostumbrando a la lata y habituándose a tenerlas en la mesa. Objetivamente parecen claras las ventajas para la mayor parte de los estilos y situaciones.
Cuando elaboro cerveza en plan doméstico también lo vinculo a las botellas. Guardarlas, reutilizarlas, la faena de limpiar botellas … Pero ya he visto alguna máquina para cerrar latas de forma manual (por ejemplo mirad http://www.allamerican-chefsdesign.com/Product-Detail.asp?hProductType=13), así que también será cuestión de probarlas pronto como homebrewer.
Fuentes consultadas
https://www.wired.com/2011/01/0124first-us-canned-beer/
https://www.bcca.com/beer-can-history/
http://www.history.com/this-day-in-history/first-canned-beer-goes-on-sale
http://zythophile.co.uk/2010/01/15/a-short-history-of-bottled-beer/
https://sha.org/bottle/beer.htm
http://zythophile.co.uk/2010/01/15/a-short-history-of-bottled-beer/
https://www.thespruce.com/beer-can-history-353265
http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2007/02/27/AR2007022700312.html
http://www.ecoacero.com/informes/esta-es-mi-vida-el-ciclo-de-la-lata-de-bebidas/
https://www.thrillist.com/drink/nation/beer-cans-vs-bottles-which-is-better
https://www.marketwatch.com/story/in-the-cans-versus-bottles-battle-craft-beer-brewers-and-drinkers-differ-2017-01-31http://cloudwaterbrew.co/blog/cans-arent-cool
https://www.brewersassociation.org/insights/cans-bottles-craft-beer-packaging-trends/
http://www.mundolatas.com/informacion%20tecnica/TEORIA%20DEL%20CIERRE%20%201%20PARTE.htm